Nos separa el puente y el río es un proyecto artístico que te invita a mirar la ciudad de otra forma, más personal, más íntima, más desde las tripas. Jugamos con cosas como la psicogeografía situacionista, el arte confesional o el storytelling para que dejes de ver Madrid sólo como calles y edificios y empieces a leerla como un mapa emocional lleno de historias escondidas. Aquí lo subjetivo y lo colectivo se dan la mano para recordarnos que los lugares que pisamos están cargados de memorias que van mucho más allá de lo que vemos. El momento cumbre de todo esto pasa en junio, cuando organizamos un festival de paseos donde las vivencias personales transforman el simple hecho de caminar en una experiencia de catarsis, reflexión y conexión brutal.